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Mis ovejas oyen mi voz… y me siguen, y yo les doy vida eterna

aulabiblica

En el subconsciente colectivo - social existen muchas voces que nos dicen simultáneamente qué debemos ser o qué debemos hacer.


Muchas canciones nos instan al hedonismo o a vivir por los deseos, los centros comerciales nos gritan que debemos comprar porque lo que tenemos ha llegado a su obsolescencia, la publicidad nos susurra que modifiquemos nuestro cuerpo, la televisión nos aconseja cómo llegar al éxito económico o empresarial a pesar de las intrigas o de la muerte, la internet nos proyecta a un mundo abierto, a una vida sin límites, glocal. De esta manera el reto que tenemos es no escuchar dichos mensajes, porque Él dice: Mis ovejas oyen mi voz (no la de otros).


Vivir por los deseos desordenadamente, comprar y comprar, modificar vanidosamente nuestro cuerpo, llegar al éxito como sea, vivir "sin límites" es haber escuchado otras voces, peor aún, haberlas seguido, así como se sigue a un personaje en una red social o se da clic en me gusta o se hace como él hace, pero Jesús dice Y me siguen, es decir, me obedecen.


Jesús dice Yo las conozco… yo les doy vida eterna, Él sabe quién le oye y quién le sigue y a quién le dará el privilegio de la vida eterna.


Jesús tomó una figura cotidiana de su entorno (un rebaño de ovejas) para ejemplificar y a la vez definir quiénes hacen parte de su iglesia. Entonces, la sentencia implícita en Juan 10:27-28 es que aquel que oye sus palabras (escritas en la Biblia) y las obedece, hará parte de su iglesia, sólo así Él le arrebatará-llevará y le dará el ingreso al período milenial y al cielo que vino a prometernos. Recuerda, sus palabras son para nuestro bien aquí y en la vida eterna, con ellas aprenderemos a vivir como se vive allá, de lo contrario no podremos entrar.


José Daniel Dadiso



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