Jesús expresó esta sentencia mientras hablaba con Nicodemo (un dirigente religioso) y lo hizo de tres formas: 1. El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios, 2. el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios y 3. Os es necesario nacer de nuevo.
Según la ejemplificación de Jesús en Juan 3:1-15, para ingresar a su reino debemos nacer nuevamente, es decir, así como un embrión que ha sido concebido por el toque de Dios y que El mismo irá formando en el vientre para luego nacer, así debemos pedir su toque transformador (por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo. Tito 3:5) e ir creciendo espiritualmente a través de su Palabra (alejándonos cada vez más de lo malo) hasta nacer espiritualmente.
El nuevo nacimiento es el requisito para ser llevados o arrebatados, para luego ingresar al período milenial donde Jesús reinará. Los eventos que sucederán son:
1. Ocurrirán graves eventos mundiales, 2. Los muertos resucitarán y los que obedecieron a Dios serán llevados, 3. luego los que estén vivos y hayan obedecido a Jesús serán transformados en sus cuerpos y llevados con los anteriores, 4. Ingresarán al tribunal de Cristo (evento de reconocimiento, graduación o recompensa), 5. los vivos que desobedecieron sufrirán un tremendo juicio en la tierra (que será casi destruida), 6. luego regresaremos con Jesús los que fuimos llevados, 7. los desobedientes serán encerrados y 8. la tierra será transformada en un paraíso, entonces vendrá el ingreso al período milenial donde Jesús reinará o gobernará todas las naciones, aunque allí no para todo.
Entonces la vida terrenal es la oportunidad y el proceso para nacer de nuevo (espiritualmente), con la ayuda del Espíritu Santo y a través de la Biblia, para aprender a vivir como se vive en el período milenial y en el cielo.
José Daniel Dadiso
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